Gastronomía y restaurantes en Praga

Praga, a mi entender, lo tendrá muy difícil para colocarse entre las principales ciudades de Europa en lo que a lo culinario se refiere. La comida, en gran parte basada en diferentes tipos de carne, es rica en calorías, no es especialmente llamativa o creativa y tiene muchos platos en común con otros países y regiones vecinas. Sin embargo, a la hora de hablar de cerveza, Praga es una ciudad imprescindible por la calidad y variedad de las mismas, a muy buen precio.

Comida

Casi todas las especialidades checas están relacionadas con la carne. Las de cerdo y ternera son las más utilizadas en los platos, aunque quizá la más distintiva, única y específica de la comida checa sea la carne de pato. El plato principal con este ingrediente es el pato asado con guarnición de repollo, cebollas y pasta de patatas, pero hay numerosas maneras de prepararlo.

En lo que se refiere a la gastronomía, las fronteras de los países cercanos se diluyen y podemos encontrarnos también con platos muy similares a las especialidades de otros países vecinos. Por ejemplo, el gulash –que principalmente es un plato húngaro-, se ofrece en prácticamente todos los restaurantes de la zona turística de la ciudad. Por lo que nos comentaba la gente de Praga, la preparación es algo diferente, siendo el húngaro más parecido a una sopa de carne y el checo algo más seco, como si fuera carne en abundante salsa.

Algo parecido sucede con el filete de carne de cerdo empanado, de estilo similar al wienerschnitzel austriaco, que se puede consumir en restaurantes, pero también es común tomarlo como comida rápida o para llevar en forma de bocadillo.

Otra opción curiosa es el queso rebozado y frito, llamado en checo Smazeny Syr. Al igual que el anterior, es habitual como aperitivo en los puestos de comida rápida, pero también es una opción bastante habitual de encontrar en los restaurantes, generalmente acompañados de patatas –fritas o cocidas-.

Queda también, aunque no son tan evidentes como en otras ciudades de centroeuropa, la opción de diversos tipos de salchichas. Son especialmente populares –sobre todo entre los noctámbulos- las que venden en los puestos del bulevar de la plaza de San Wenceslao, que permanecen abiertos prácticamente las 24 horas del día.

Cerveza

Y qué decir de la cerveza checa… una de las mejores del mundo, sin duda. Suave, de altísima calidad y muy barata. Beber cerveza es uno de los mejores placeres que puede tener un aficionado a la buena mesa en la República Checa.

Las cervezas más populares en la República Checa son las rubias y se suelen consumir mayoritariamente por medios litros –tanto servida en botella como en jarra. Las marcas de cerveza más consumidas y que más se suelen encontrar en los bares y restaurantes locales son Pilsner Urquell y Gambrinus– ambas procedentes del mismo fabricante de la ciudad de Pilsen- y Staropramen –de la ciudad de Brno-.

Sin embargo, una de las cosas buenas de la República Checa es que la tradición cervecera es tan importante que hay también otras muchas cervecerías que ofrecen cervezas regionales, procedentes de pequeñas fábricas de otras partes del país, o, incluso, que fabrican su propia cerveza, como es el caso de la fantástica y tradicional U Medviku, en la calle Na Perstyne 7, donde fabrican una cerveza que dicen que es la más fuerte del mundo; o en la cervecería Hrom do Police– en la calle Moravska 40 fuera ya del centro histórico- donde disponen de numerosas variedades de cervezas a muy buen precio.

Hay que decir, también, que una de las cosas que aparentemente llama la atención de los turistas a la hora de pedir las cervezas en la República Checa es que tanto en la carta como en las pizarras de la entrada de los bares, junto al nombre aparece un número acompañado del símbolo tradicional para los grados. Muchos creemos al principio que se trata de la graduación alcohólica y nos llama la atención lo fuerte que parece, pero en realidad se trata del porcentaje de azúcar en cada variedad. El contenido alcohólico viene determinado con el símbolo %.

Restaurantes

La verdad es que el concepto de bar y cervecerías no están especialmente diferenciados en la mayor parte de establecimientos hosteleros de Praga, sobre todo en el centro. La mayor parte de los bares/cervecerías suelen servir también comidas y cenas.

Quienes visitan Praga suelen destacar negativamente la mala calidad del servicio en los bares y restaurantes. Nuestra experiencia nos dice que el trato es correcto habitualmente, aunque bastante seco. En los restaurantes de la zona más turística no hay problema para comunicarse en inglés, pero igual fuera de ella nos puede costar algo más.

En el centro histórico y los barrios de Stare Mesto y Mala Strana abundan los restaurantes. La mayor parte de ellos son bastante turísticos, especialmente cuanto más cerca estemos de la Plaza del Ayuntamiento Antiguo, el Puente de San Carlos o la iglesia de San Nicolás, pero –por lo general- tampoco excesivamente caros desde el punto de vista del Oeste de Europa (salvo que nos sentemos en alguna terraza del punto más turístico de la ciudad).

Los restaurantes habituales del centro van a ofrecer, casi todos, un tipo similar de comida checa, con la carne como base y el gulash como plato, quizá, más representativo, además de buena cerveza. Si queremos ir a algún lugar concreto dentro de la parte más central, una recomendación que nos hicieron fue la cervecería restaurante U Rudolfina, en la calle Krizovnica, cerca del río y del Puente de San Carlos. Eso sí, conviene no llegar muy tarde (o reservar con antelación), ya que suele ser bastante popular y no es raro encontrárselo lleno. Sirven principalmente especialidades checas.

Para quien se haya encontrado sin sitio en este restaurante o, directamente, prefiere acudir a otro, recomendamos de nuevo la cervecería U Medviku, con cerveza fabricada en el lugar, menú amplio centrado en especialidades checas y salas enormes donde será difícil no encontrar un lugar. Bastante céntrico, también.

El barrio de Mala Strana, a los pies del castillo, también es muy popular entre los turistas para hacer un alto en el camino y comer algo. De lo más llamativo por aquí, destaca el pub medieval U Krale Brabantskeho, que está muy cerca de las escaleras que suben hacia el Castillo de Praga, en la calle Thunovska 15.

En este lado del río, también, recomiendo para comer los ambientes mucho más tranquilos de alguna calle en la pequeña isla urbana de Kampa o, algo más al sur, es muy tradicional el ambiente clásico del Café Savoy, junto al puente Strelecky, especialmente para disfrutar de un desayuno.

No lejos de allí, en la misma isla de Strelecky a la que se accede bajando por el puente, se encuentra el pintoresco Strelecky Ostrov, que tiene como gran atractivo estar dentro de un parque que se ocupa una isla del río Voltava, con grandes vistas de la ciudad y una enorme tranquilidad. Es más caro que la media de la ciudad, pero el lugar es también especial. Una buena opción para ir en pareja.

Fuera de la parte más turística de Praga, otra opción para cenar es la zona de Andel, donde hay bastantes oficinas, bares y un ambiente bastante joven y local. Por la tarde, cuando la gente sale del trabajo, los restaurantes de la zona se animan. Hay restaurantes de todo tipo y especialidad y suelen ser algo más baratos que en el centro. Es una opción alternativa al centro y está bien comunicada con el resto de la ciudad.

Queda para el final la zona del bulevar de la Plaza de San Wenceslao, la parte moderna y animada de la ciudad, en la que se puede encontrar de todo tanto en ella como en sus calles adyacentes. Ni que decir tiene que es una zona donde están bastante presentes las cadenas internacionales de comida rápida. Es cierto que aquí también hay restaurantes de comida checa, pero no tienen ni el aspecto, ni la estética de los del centro, con lo que pierden parte de su encanto. En sus alrededores hay también espacio para comidas restaurantes chinos o algún pequeño café –como el Jazz Café– donde se pueden encontrar platos sencillos no necesariamente checos.

No obstante, lo que más llama la atención son sus puestos de comida rápida abiertos durante casi todo el día y que tienen como principal atractivo decenas de salchichas de diferentes tipos, además de pequeños aperitivos como los sandwiches de queso frito que ya mencionamos anteriormente. Allí se ofrece también el típico vino caliente checo o glogg, que nos vendrá muy bien, especialmente en el invierno.