Praga se ha convertido en los últimos años en una de las grandes ciudades turísticas europeas. Raro es el día del año en el que el Puente peatonal de San Carlos puede atravesarse sin encontrarse con viajeros procedentes de todas partes del Mundo.
Praga es una ciudad bonita, con un centro histórico compuesto de callejuelas y rincones curiosos y estéticamente bellos. Praga es una ciudad con monumentos y visitas de interés, pero que tiene como principal atractivo poder callejear por sus calles estrechas y disfrutar de sus edificios y rincones.
La ciudad de Praga tiene tres grandes zonas de interés para los visitantes: Por una parte, Stare Mesto, el centro de la ciudad, situado al este del río Voltava, que conserva todo el encanto de la ciudad antigua. Por otra, la zona de Mala Strana y el Castillo, en la orilla oeste del río, con el complejo monumental del Castillo que domina todo el centro de la ciudad y sus pequeñas callejuelas pintorescas. Y, finalmente, queda Nove Mesto y el resto de los barrios de la ciudad, la zona moderna de Praga.
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Stare Mesto
Stare Mesto es la zona turística por excelencia de Praga, compuesta por un pequeño laberinto de callejuelas pequeñas e irregulares, que tiene como centro la Plaza del Antiguo Ayuntamiento o Staramestske Namesti, y que conserva entre ellas la esencia clásica de la ciudad y también los restos de la importante presencia judía.
Stare Mesto no es una zona excesivamente grande, aunque –dada la gran cantidad de calles pequeñas que hay en la zona- sí que tiene bastante que ver y resulta muy fácil perderse por ella. Un mapa de la ciudad siempre será una ayuda, especialmente si queremos llegar a algún sitio concreto sin callejear demasiado.
Podemos decir que Stare Mesto comienza al final de la gran Plaza de San Wenceslao o Vaclavske Nameste- que es el principal bulevar de la ciudad y el límite con la ciudad nueva- y el Puente de San Carlos sobre el río Voltava, al otro lado del cual se encuentra la zona de Mala Strana. En ese espacio, de apenas un kilómetro cuadrado, podemos encontrarnos con la esencia de la ciudad, en forma de calles, edificios tradicionales, iglesias, sinagogas y otros lugares pintorescos.
La Plaza del Antiguo Ayuntamiento es el centro de la Stare Mesto. Se trata de una gran explanada dominada por dos grandes edificios que alzan sus torres al cielo de Praga: el Antiguo Ayuntamiento y la Iglesia de Nuestra Señora de Tyn. A su alrededor, aparecen otras pequeñas iglesias y edificios señoriales, como la iglesia de San Nicolas. También, aunque algo arrinconado en un lateral de la Torre del Antiguo Ayuntamiento, la Plaza es conocida por su pintoresco reloj astronómico, que cada hora tiene una sesión de carrillón que reune a grandes grupos de turistas.
Las callejuelas de la Stare Mesto albergan, también, lo que queda de la importante tradición judía de Praga en forma de cementerio, museo y varias sinagogas. El punto principal de la Praga judía es el antiguo cementerio, una sucesión de lápidas apiñadas y desordenadas cuyo último enterramiento data del siglo XVIII. Una visita pequeña, pero pintoresca por las inscripciones y el conjunto. A pocos pasos del mismo, se encuentra el museo judío y un par de sinagogas, aunque la más notable de las sinagogas del centro de Praga es la llamada Sinagoga Española, con un interior en madera tallada con decoración que hace pensar más en algunos edificios árabes que en un espacio religioso judío.
Entre las callejuelas de la Stare Mesto de Praga abundan también los pequeños cafés o restaurantes, quizá demasiado turísticos, y las tiendas de recuerdos, con un pequeño mercadillo al aire libre no lejos de la estación de metro de Mustek. En ella también se esconden edificios importantes en la vida diaria de la ciudad, como el Nuevo Ayuntamiento o algún pequeño museo.
Mala Strana y Castillo
El Puente de San Carlos es sólo uno de los varios que separan las dos orillas del río Voltava, pero su carácter peatonal, su estructura de piedra y las estatuas que lo decoran lo hace uno de los puntos turísticos indispensables de la ciudad, siempre frecuentado por paseantes y pequeños puestos de pintores o artículos turísticos y casi siempre abarrotado en los días soleados de verano.
El Puente de San Carlos da acceso a la orilla este del Voltava, donde se encuentran las zonas de Mala Strana y el Castillo. La zona de Mala Strana ocupa las calles que se encentran entre el río y la subida a la colina del castillo y también es muy frecuentado por los turistas que, por una parte, lo tienen como lugar de paso para llegar hasta los monumentos de lo alto de la colina y, por otra, disfrutan de sus cafés y restaurantes o de perderse por zonas algo más tranquilas como la isla urbana de Kampa.
Es un barrio definido por la orografía, ya que está limitado por las colinas del Castillo y del cercano Parque Petrin a una franja de terreno llano junto al río. El punto central de la zona es la Malostranske Nameste, a apenas 300 metros del Puente de San Carlos, que sirve como cruce de caminos de la zona y está dominada por la iglesia de San Nicolás.
Desde allí, podemos dirigirnos a la zona de Na Kampa, una isla urbana ubicada en el río, separada del resto del barrio por un pequeño canal, con calles tranquilas y peatonales y casas bajas, con un pequeño parque en el que sentarnos y descansar y vistas muy interesantes de Stare Mesto desde el río. No es la única isla de la zona, ya que en mitad del río, pocos cientos de metros al sur de Kampa, nos encontramos con la isla de Strelecky, a la que podemos acceder por el puente, para descansar en un pequeño parque con vistas de la Praga más histórica.
En la zona podremos encontrar también otros puntos de interés turístico como el Museo Kafka o la iglesia de Santa María de la Victoria, donde podemos encontrarnos con la pequeña estatua del Niño Jesús de Praga, a la que acuden muchos peregrinos cada año.
Desde las proximidades de la Malostranska Nameste comienza también el larguísimo tramo de escaleras que lleva hasta el la zona del Castillo, otro de los grandes atractivos turísticos de Praga.
En realidad, aunque hablemos de Castillo, hay que entender como tal toda una zona y recinto amurallado situado en lo alto de una colina que domina la ciudad de Praga y que engloba el Castillo propiamente dicho, así como la Catedral gótica de San Vito, iglesias como la Basílica de San Jorge y otros palacios convertidos en museo. El complejo cuenta también con varias calles y plazas pintorescas y con unos jardines que resultan bastante desconocidos, pero que cuentan con grandes vistas de Praga y son un remanso de tranquilidad en los días de verano.
La Catedral de San Vito destaca por su imponente altura y por algunas de sus vidrieras y esculturas, especialmente algunas de las situadas tras el altar mayor. Más pequeña, pero también muy curiosa, resulta la basílica de San Jorge, más antigua y pequeña, de estilo románico, al que se le han ido añadiendo elementos a lo largo de los años, y que destaca por sus pinturas murales. Del Castillo, por su parte, se tiene acceso a algunas salas.
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Nove Mesto y el resto de Praga
Nove Mesto es la cara más moderna de Praga, aunque muchos turistas no pasan del anchísimo bulevar de la Plaza de San Wenceslao o Vaclaveske Nemesti, que es el corazón de la vida urbana y comercial de la ciudad. Lejos de las callejuelas intrincadas y retorcidas de la vecina Stare Mesto, el bulevar concentra gran parte de la vida comercial de la ciudad, con tiendas, restaurantes y grandes almacenes, que se prolongan después por la perpendicular Na Prikope, que podemos considerar como la calle comercial más destacada de la ciudad.
Nove Mesto es una zona más tranquila, con calles menos turísticas que otras zonas de la ciudad, pero en las que podremos encontrarnos cara a cara con la vida cotidiana de Praga, con cafés, bares y restaurantes y algunos interesantes museos que podremos visitar, como el quizá demasiado turístico Museo del Comunismo en la calle Na Prikope o el Museo Nacional al final de la Plaza de San Wenceslao.
Para completar el paseo, podemos irnos al sur de la ciudad, a la zona de Visehrad, con su ciudadela, sus restos del antiguo castillo y sus iglesias; o al barrio de Zizkov, con su monumento nacional en forma de estatua ecuestre a Jan Zizka en lo alto de la colina, el Museo del Ejército o el nuevo cementerio judío.